Hace unas semanas manifesté mi opinión sobre la momia anasazi de Mesa Verde «confundida» en el evento BeWitness -voy a ser generoso con los ponentes-, con un ser «no humano». Tal evento tuvo lugar el 5 de mayo de este año 2015 en Ciudad de México. Los que quieran leer ese comentario que publiqué en la web de la Nave del misterio, lo pueden hacer en el enlace. En este otro podéis escuchar el programa que dedicamos en SER Historia a los indios de Mesa Verde.
Como era de esperar, los acontecimientos se han sucedido de forma rápida. En la redacción de Cuarto Milenio todos comentábamos que era cuestión de tiempo el que aparecieran nuevas fotos de la momia. Pero había un problema. A principios de la década de 1990 se hizo una ley por la cual todos los restos humanos de los antiguos indígenas de Estados Unidos debían ser entregados a sus descendientes y vueltos a enterrar. Con este nuevo obstáculo nos pusimos a buscar referencias. Yo encontré publicaciones en donde se daban datos de las excavaciones antiguas con enterramientos prácticamente idénticos a los que se veían en las dos únicas diapositivas. Cuando se pedía información a las autoridades de Mesa Verde, ellos con mucha prudencia, nos contestaban que el cuerpo pertenecía en efecto al Museo pero que no podían ofrecer datos sobre material fotográfico antiguo; entendible por la ley que prohibe la exhibición de los restos de los indios. Quien quiera tener toda la historia al completo puede ver este vídeo del programa Cuarto Milenio en donde aparecen varios expertos hablando de la historia del caso que aquí nos reune. Lo pueden hacer pinchando en este enlace.
Pues bien, las semanas pasaron y pronto aparecieron nuevos datos. Nadie dudaba que fuera una momia, pero se buscaba una fotografía que cerrara la boca a los inflamados comentarios de algunos investigadores que aparecieron en BeWitness (otros reconocieron el error inmediatamente desligándose del equipo inicial). En este encuentro no se ofreció ninguna evidencia incuestionable y definitiva, como se había anunciado a bombo y platillo. Todo lo contrario, solo dos imágenes, ni siquiera las diapositivas origianles. Es más, la filtración de una imagen del supuesto ET meses antes confirmaba de pleno lo que luego se vio: que el pobre ET era realmente la momia de un pequeño. Solo quedaba saber de dónde.
En la aburridísima ponencia de BeWitness se mareó la perdiz aludiendo supuestos informes que ningún forense cuerdo podía entender. ¿Cómo era posible que de dos simples fotografías se pudiera decir esa sarta de estupideces? ¡Solo eran dos fotos! Ninguno de los médicos había visto el cuerpo y veo que ninguna momia en toda su vida. Los doctores Jesús Zalce y Luis de Alba (¿este señor no era el oculista cuya clínica Maussan anunciaba en su programa?) se cubrieron de gloria. Proponían supuestas evidencias a partir de dos imágenes de una calidad pésima. Era todo una verdadera locura y un dislate.
Cuando en Mesa Verde confirmaron que, en efecto, aquella momia les pertenecía, los encargados del evento, lejos de reconocer el error, se reafirmaron en sus propuestas pseudocientíficas y no dieron marcha atrás. Se trataba de un ser «no humano».
Ahora sí, como ya no podían encajar su historia con lo sucedido en el llamado Caso Roswell, al no coincidir las fechas, siguieron de manera empecinada insultando a los indígenas americanos, llamándoles «no humanos»; porque en el fondo lo que ha sucedido ha sido eso. La ignorancia es atrevida y no recuerdo en toda mi carrera profesional un caso como éste en donde tal cúmulo de pruebas hayan desmontado una teoría con tanta rotundidad y, aún así, se quiera seguir defendiendo el argumento original.
Quedó en evidencia el hecho de que la investigación era absolutamente espuria cuando se reveló el texto de la cartela del museo que se veía borrosa -como toda la imagen- en las fotos de BeWitness. Como vemos en el vídeo anterior, un programa informático reconstruyó el texto de la cartela señalando que se trataba de una momia infantil de un niño de 2 años. Se podía estar o no de acuerdo con el resultado final, pero al menos era la obligación de los investigadores de BeWitness haber usado ese programa para hacer la prueba. Maussan dijo que se había manipulado la placa y que él no veía lo que todos veíamos. No sé si era un síntoma de precariedad visual, arrogancia, no querer enmendar la plana o qué. Si a esto añadíamos detalles como el suelo, vitrinas, mobiliario, etc. que aparecía en las fotos y que era idéntico al del Museo de Mesa Verde, blanco y en botella. Estábamos sin ningún género de dudas ante una momia exhibida en aquel lugar hace décadas. Pero no para Maussan. Alguien había reconstruido el museo en otro lugar para despistarnos… inquietante.
Vídeo y nueva foto
El primero en dar con una pista sobre la presencia de la momia en Mesa Verde fue mi compañero el periodista Javier Pérez Campos. Él encontró en Youtube un vídeo en cuyo minuto 5:05 aparecen una serie de operarios colocando restos humanos de los indios en una vitrina. El Museo de Mesa Verde confirmó al propio Javier que, en efecto, se trataba de la misma momia de un niño aparecida en BeWitness.
Con esta nueva prueba y ante la negativa, una vez más de Maussan y su grupo de parroquianos de no aceptar el error, la historia ya desbarró totalmente. La investigación de BeWitness atufaba desde sus inicios a podrido, falta de seriedad, rigor, honestidad, profesionalidad y cualquier tipo de elemento que se pueda presuponer al comportamiento que querían dar sus promotores. Todo comentario realizado con el mayor respeto discrepando con la teoría lanzada en el evento sobre la naturaleza ET de la momia, era tildado de manipulador cuando ellos realmente no habían propuesto absolutamente nada. Es más, se llegó a intentar herir sensibilidades aludiendo momentos pasados de la Historia al querer decir que desde España, nosotros arrogantes, estábamos molestos al no reconocer el trabajo de los investigadores mexicanos. Se llegó a hablar de que si íbamos por allí a quitarles las tierras a los indios. Sin palabras… Y esto lo decía un tal Carlos Rubio, como todos sabemos, nombre y apellido de origen claramente azteca… Como Jaime Maussan (Mausán), otro apellido indígena, por supuesto, muy común en textos del siglo X hallados en Teotihuacán.
Pero la evidencia más clara del absoluto ridículo que ha hecho el equipo de BeWitness es fácilmente apreciable en lo sucedido tras la aparición de la primera fotografía clara de la momia del niño. Jorge Peredo desde México mostró una nueva imagen. Era evidente que se trataba de la misma momia mostrada en BeWitness. Pero no. Jaime Maussan comenzó diciendo que la foto había sido manipulada a partir de las fotos «originales». Añadió que era evidente y claro y que todo era producto de Photoshop. Que la momia estaba pintada (sic.) sobre un fondo vacío. Y al ver esto ya me caí del burro. A ver, la foto en cuestión había sido subida a un album de Picasa en 2008 ¡hace 7 años! ¡Antes de que nadie ni imaginara qué iba a pasar en BeWitness y antes de que aparecieran las diapositivas que Maussan encontró en EE.UU! Es IMPOSIBLE que nadie manipulara nada. Además, la imagen de la momia estaba perfectamente enfocada, no como las dos porquerías de imágenes que Maussan ofreció en México. Si es tan fácil enfocar y manipular, ¿por qué no lo hicieron ellos antes? ¿Pero qué equipo de investigación había tratado ese material? Ni supieron leer el texto de la placa, ni enfocaron… ¿Quién está manipulando aquí la información?
Última entrega
La gota que colmó el vaso vino de la mano del documento que Mesa Verde hizo público. En él aparecía no solo una nueva fotografía de la momia sino el informe arqueológico de la excavación que se llevó a cabo cuando apareció a finales del XIX. Su descubridor era el Dr. Palmer, curiosamente uno de los nombres que aparecían en la etiqueta reconstruida por el programa informático que el equipo de BeWitness desacreditaba. De esta forma se volvía a dar la razón a los defensores de la momia. Pero a Maussan tampoco le valía. Aunque es sobradamente evidente que el cuerpo del niño es el mismo, el equipo mexicano, que aún no se ha disculpado por todos los errores cometidos hasta ahora, salta diciendo que no, que parece la misma pero no lo es. Que ellos han «medido» (sic.) la de sus fotos y mide 1,20 y que esta de Mesa Verde es más pequeña. Yo no entiendo nada. Vamos, que llaman idiotas a los arqueólogos que la encontraron y la estudiaron en vivo (no como ellos que nunca la vieron), nos llaman idiotas a nosotros, llaman «no humanos» a los anasazi, etc.
¿A dónde quiero llegar? Que a mí ya me da igual todo. Se diga lo que se diga, el Sr. Maussan y sus seguidores van a seguir pensando lo mismo. Pues vale. Es ridículo. El tema ha dejado de ser un referente de la ufología para convertirse en un tema psiquiátrico, una lucha de egos y la cerrazón más incomprensible que jamás he visto. Yo ya no opino más.
© Nacho Ares 2015