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Tutankhamón y el mundo de los faraones

Abr 2008

Publicado en Revista de Arqueología, número 325.

Con el título de “Tutankhamón y el mundo de los faraones”, se abre una nueva exposición sobre Egipto y la figura del Faraón Niño, esta vez en la capital austriaca, Viena. En ella se muestran más de 140 tesoros que proceden tanto de su tumba, la KV62 del Valle de los Reyes, como de otros emplazamientos importantes del Valle del Nilo. La exposición se abrió al público el día 9 de marzo y permanecerá en el Museo Etnológico de Viena hasta el 28 de septiembre de 2008. Se trata de la única parada de esta muestra en toda Europa y cuenta con la colaboración de National Geographic, Arts and Exhibitions Internacional y AEG Exhibitions, con la cooperación del Consejo Superior para las Antigüedades de Egipto y el Kunsthistorisches Museum (KHM).

Los aficionados a la egiptología en España encontrarán algunas piezas familiares. Algunas de ellas ya fueron mostradas en Madrid en la exposición Faraón (RdA 297) en el año 2006. En aquella ocasión, la Fundación Canal acogió la exitosa exposición teniendo entre sus piezas más importantes la máscara de oro del faraón Psusennes I, que aquí también podemos ver, o algunas esculturas y relieves destacados del Imperio Nuevo. No obstante, la exposición “Tutankhamón y el mundo de los faraones” de Viena es completamente diferente a lo que hasta ahora se ha visto. No tiene nada que ver con aquella muestra de Madrid ni, por supuesto, con la que podemos ver en Londres y que emplea como reclamo principal la figura de Tutankhamón. Como nos contaba David Silverman (RdA 320), Catedrático y conservador en la Universidad de Pennsylvania y a la sazón Conservador de la exposición en Londres y Viena, “al contrario de la de Londres, en donde hay una gran cantidad de piezas procedentes de la tumba de Tutankhamón y se cubre un espacio cronológico de unos 1.000 años entre el reinado del Faraón Niño y sus ancestros y descendientes, en Viena ese período de tiempo se multiplica por dos. En el Museo Etnológico de Viena encontramos una exposición del concepto de faraón que se dio no solamente durante el reinado de Tutankhamón sino desde las primeras dinastías de la Historia de Egipto”.

El contenido de la exposición

Organizada de forma temática, las primeras seis galerías presentan la vida del faraón y del entorno en el que vivía en el Antiguo Egipto. En esta parte los visitantes encontrarán más de 70 objetos de algunos de los gobernantes más poderosos de Egipto como Kefrén, cuya pirámide está en el conjunto de la única maravilla de la Antigüedad que todavía sigue en pie, la meseta de Gizeh. También vemos a la reina Hatshepsut, la mujer que se convirtió en rey, y Psusennes I, cuya maravillosa máscara de oro, como ya hemos dicho, está entre las piezas más importantes de la muestra.
Viena02-nacho_aresLas primeras dos galerías, “Los grandes faraones”, están dedicadas a lo faraones más importantes del antiguo Egipto. Las tres siguientes (“La familia del faraón y la vida privada”; “La corte del faraón”; y “La religión del faraón”) cuentan con objetos que nos hablan de la familia real, la vida en la corte y la ideología religiosa tradicional y revolucionaria. Esta última queda perfectamente reflejada con algunas piezas espectaculares del período de Amenofis IV, Akhenatón, el Faraón Hereje. Además de un enorme coloso de este rey, también podemos ver algunos relieves de su época, en donde los matices del arte de Amarna quedan perfectamente reflejados.
La galería número seis, “El oro del faraón”, está dedicada a conocer de dónde venía el oro, qué significaba y como era empleado para el trabajo de joyas o de otros objetos preciosos como vasos, muebles, o incluso elementos de la indumentaria de los soberanos.

En la tumba de Tutankhamón

Paso a paso, los visitantes se van acercando a los tesoros del faraón Tutankhamón y el mundo de este misterioso rey. Cada una de las cuatro galerías dedicadas a este joven soberano, se identifican con las cuatro salas descubiertas casi intactas en su tumba, hallada por el arqueólogo británico Howard Carter en noviembre de 1922. Objetos legendarios de la antecámara, el anexo, la cámara del tesoro o la cámara funeraria incluyen las sandalias de Tutankhamón, joyas, muebles, estatuaria y diferentes tipos de armas.
Viena03-nacho_aresLa exposición también incluye la imagen más grande de Tutankhamón que jamás se ha encontrado. Se trata del mismo coloso que ya pudimos ver en la exposición Faraón, en Madrid. Tiene 3 metros de altura y originalmente pudo haber estado a la entrada de su templo funerario en Luxor. Cuenta con la singularidad de que aún hoy mantiene gran parte de la policromía original que la decoraba. Pero quizá una de las piezas más importantes de la exposición, la que sirve de reclamo en cartelería y anuncios, es el vaso canopo de oro con incrustaciones de piedras semipreciosas. Puede verse en la sala que recoge algunos de los objetos más importantes de la llamada cámara del tesoro de la tumba de Tutankhamón. A diferencia del vaso que puede verse en Londres, el de Viena no tiene ojos, lo que lo convierte en una pieza, si cabe, más cautivadora. Nos detendremos con más detalle en ellos más adelante.
La última sala de la exposición ofrece información valiosa sobre los detalles del escáner (TAC) que se realizó a la momia de Tutankhamón en enero de 2006. Se trata de un enorme proyecto que National Geographic está llevando a cabo junto al Consejo Superior para las Antigüedades de Egipto. Con él se pretende hacer una base de datos con todas las momias conservadas en este país. Cuando finalice la creación de esta importante base de datos, se tendrá la información necesaria para así poder conocer mejor las relaciones parentales entre algunas momias, así como poder estudiar su posible relación con otros cuerpos conservados en otros museos del mundo.

Las obras maestras de la exposición

Además de los objetos procedentes de la tumba de Tutankhamón, que reseñaré en el apartado siguiente, la exposición de Viena cuenta con piezas de increíble valor de todos los períodos históricos. Uno de ellos es el ataúd interior de la reina Meritamún, la esposa del primer rey de la XVIII dinastía. Los rasgos del rostro del ataúd reflejan los de Amenofis I, aunque la tipología de la pieza así como su peluca, nos están hablando de un momento de transición, anterior a la XVIII dinastía.
La cabeza de una princesa de Amarna, descubierta en el taller de un escultor de Akhetatón, hoy Tel El-Amarna, es otra de las joyas más atractivas de la exposición. Seguramente represente a una de las seis hijas de Amenofis IV, Akhenatón, y Nefertiti. Tiene el cráneo alargado típico del arte de este período.
No lejos de allí está la estatua de Inty-Shedu. Descubierta en el cementerio de los constructores de las pirámides en la meseta de Gizeh, es la primera vez que sale de Egipto para una exposición. Este funcionario tenía el título de Supervisor de la Barca de Neith y el de Mayordomo del rey.
La parte superior de una estatua del faraón Merneptah, aunque con los rasgos de un soberano de la dinastía anterior (la XVIII), es otra de las piezas más interesantes de Viena. Los artistas del reinado de este hijo de Ramsés II pudieron haberlo amoldado a los nuevos gustos de la época.
El sarcófago del gato del príncipe Tutmosis nos viene a confirmar el papel que desempeñaron estos felinos en el antiguo Egipto. Como mascotas se encargaban de tener controlados a roedores y serpientes. Tutmosis, hijo de Amenofis III, enterró a su gato en este sarcófago en una necrópolis de Menfis.

Los tesoros del Faraón Niño

Viena04-nacho_aresEntre las piezas que podemos ver en Viena procedentes de la tumba de Tutankhamón hay que destacar la presencia de una cama. Se trata de uno de los primeros objetos que Howard Carter vio en la antecámara a finales de noviembre de 1922. En la tumba luego aparecieron seis más y fueron utilizadas por el Faraón Niño en vida. Es de madera, está pintada de blanco, cuenta con patas en forma de garras de felino y el somier está formado por un trenzado vegetal, todavía intacto.
No tenemos que olvidarnos de la cabeza de leopardo. Una de las dos placas de oro con incrustaciones que Carter descubrió en la KV62, asociadas a ropas de sacerdote. Los sacerdotes sem llevaban este tipo de placas en forma de animal cuando realizaban el ritual de Apertura de la Boca, ritual con el que se buscaba la recuperación de los sentidos para que la momia pudiera disfrutar de ellos en el Más Allá.
La cabeza de alabastro de uno de los estuches del mueble que recogía los vasos canopos es otra de las grandes joyas de Viena. El mueble original cuenta con cuatro secciones destinadas a albergar los vasos con las vísceras de la momia real. El nombre del rey, aparecido tanto en el cofre como en la capilla de madera exterior, hace pensar que son los originales fabricados para su enterramiento. Bajo esta tapa se encontraban los vasos, uno de los cuales podemos ver en Viena. En concreto, éste conservaba el estómago. El vaso, guardado por uno de los hijos de Horus, Duamutef, y la diosa Neith, aparecen en al inscripción frontal del vaso. La diosa también aparece en la parte exterior de la tapa de este pequeño vaso (un ataúd en miniatura), junto a una fórmula del Libro de los Muertos que cubre todo el interior del recipiente. Las trazas que podemos ver alrededor del nombre de Tutankhamón en los relieves del vaso, nos hacen pensar que en origen perteneció a otra persona y que el Faraón Niño se lo apropió.
El ushebti que sirve de portada de este número de RdA es la única figura de este tipo descubierta en la antecámara de la tumba. Al mismo tiempo es una de las más grandes aparecidas en la KV62. La inscripción que tiene sobre la parte frontal está extraída del Libro de los Muertos, asegurando que el rey no realizaría trabajos pesados en el reino de Osiris.
Viena05-nacho_aresDentro de las piezas que formaban el mobiliario de la tumba hay que destacar una magnífica silla con delicado trabajo de marquetería. Una vez sentado en ella Tutankhamón estaría protegido por la imagen de Horus, a quien vemos en el respaldo con las alas protectoras abiertas, mientras que todo el cuerpo es sustentado por el ideograma que forma la expresión Sima-Taui, es decir, la unificación del Alto y del Bajo Egipto.
Howard Carter descubrió ocho abanicos en la tumba. Aquí podemos ver uno de ellos. Seguramente fueron empleados en vida por el joven soberano, remarcando así su uso en el Más Allá. El mango de ébano acaba en forma de papiro y la “palma” del propio abanico describe a dos diosas buitre flanqueando los nombres personales del rey.
Entre las esculturas de los dioses hay que destacar la de Sened. Es uno de los ejemplos que ilustran la restauración de la antigua religión después del reinado de Akhenatón en el convulso período de Amarna.
Junto a la momia estaban las sandalias de oro que podemos ver en la última sala. Cuentan con decoración grabada que simulan formas vegetales. Fueron creadas para ser empleadas en el Más Allá y Howard Carter las descubrió sobre los pies del faraón.
Para acabar, detengámonos en el delicado pectoral en forma de cobra alada con un contrapeso en el extremo contrario. Se trata de uno de los numerosos collares de este material, en este caso con la forma de la diosa Wadjet. Servía de amuleto durante la vida y después de ella.
La exposición “Tutankhamón y el mundo de los faraones” estará abierta en el Museo Etnológico de Viena hasta el próximo 28 de septiembre. Después marchará a Estados Unidos, comenzando un tour que le llevará durante los próximos años por varias ciudades americanas.

© Nacho Ares 2008

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