Fragmento extraído de mi libro El enigma de la gran pirámide Oberon, (Madrid 2004)
Además de las numerosas referencias a Keops en las tumbas y monumentos que rodean a la Gran Pirámide, o la identificación que ya Heródoto en el siglo V a. C. hacía de la pirámide con este faraón, existen textos en la propia pirámide que señalan a Keops como su constructor. Nadie puede negar el vínculo que hay entre la Gran Pirámide y la figura de Keops.
Las envidias o el desconocimiento más absoluto de la lengua jeroglífica han hecho que muchas personas hayan pensado que los textos descubiertos por Howard Vyse en 1837 son burdas falsificaciones. El primero en lanzar esta falacia fue Zecharia Sitchin (1920-2010). En su libro La escalera al cielo (1980), publicaba que el cartucho en tinta roja con el nombre de Keops descubierto por Vyse en la última de las cámaras de descarga, la Campbell, es una burda falsificación realizada por su colaborador Hill. Sitchin afirmaba que este comportamiento vendría respaldado por la búsqueda desesperada de un hallazgo importante por parte del general inglés con el que justificar sus trabajos en la Gran Pirámide ante el cónsul británico.
El fraude de un fraude
La historia no es nueva. Incluso en el propio entorno de Vyse, desde siempre corrió el rumor de que estas marcas eran falsas. Así lo llegó a defender Walter Allen, biznieto de un albañil del equipo de Vyse.
La teoría de Sitchin está apoyada en varios frentes, a cada cual más endeble. El primero de ellos es un artículo escrito por Samuel Birch (1813-1885), del Museo Británico, en el que supuestamente se argumentaba la falsificación. Pues bien, cualquiera que consulte dicho trabajo y lo compare con los datos de Sitchin, puede darse cuenta de que las frases están sacadas de contexto y que Birch en ningún momento hace alusión a la falsificación de los grafitos descubiertos por su compatriota.
El eje de la acusación de Sitchin se basa en que el nombre de Keops (Khufu) tiene el primer ideograma, el primero por la derecha, mal escrito; es decir, no es el símbolo de la placenta, un disco rayado con el sonido “j” sino que según Sitchin el mixtificador incluyó por error el disco solar con el punto en el centro, el sonido “ra”. Es decir, allí lo que se puede leer no es Khufu sino “Raufu”.
Sitchin dice que el error en la falsificación se debe al empleo de la única gramática de jeroglífico al uso que existía en 1837. Se trata de la obra en dos volúmenes de John Gardner Wilkinson, Materia Hieroglyphica (Malta 1828-30) en donde, según Sitchin, se puede ver el nombre de Keops con el disco solar en primer término.
Pues bien, tal error no existe. No hay más que ver el cartucho con el nombre de Keops pintado con color rojo en la Gran Pirámide para darse cuenta de que nada de lo que dice Sitchin tiene sentido. Simple y llanamente, es falso. El cartucho está escrito correctamente, es decir, con el primer ideograma en forma de círculo rayado, de lo que deduzco que Sitchin no se tomó la molestia de subir a la Cámara de Campbell para verlo en persona, o ni siquiera ver una fotografía.
Pero ahí no quedan los despropósitos. Para colmo, en la gramática de Wilkinson no existe ningún error. Todos los jeroglíficos que allí aparecen están sombreados, es decir, no aparece, por ejemplo, el pollo de codorniz con su ala y el ojo, sino que todo él no es más que una silueta negra. Si buscamos el nombre de Keops, el polémico círculo no es que tenga o no un punto o unas líneas, sino que es un simple disco negro. De ahí que me cueste entender las afirmaciones de Sitchin.
Por otra parte, en la Cámara de Lady Arbuthnot, la penúltima de las cámaras de descarga, Vyse descubrió otro texto en el que se podía leer el apelativo de otra cuadrilla seguido del nombre completo de Keops, Khnum Khufu, “Khnum me protege”. En esta ocasión el ideograma del círculo rayado está esbozado de forma muy apretada por lo que las dos líneas que hay en el interior del círculo aparecen como una mancha de tinta roja que, para alguien que no esté familiarizado con textos de este tipo, le puede parecer un círculo con un punto en el centro, es decir el círculo solar Ra. Pero no, son las dos mismas líneas que aparecen en el círculo del nombre descubierto en otros textos de la época.
Otras marcas con el nombre de Keops
Las líneas rojas que rodean a los textos eran trazos de medida utilizados por los arquitectos a modo de referencias o los nombres de algunas cuadrillas de trabajadores empleadas en la construcción del monumento. En la década de 1940 el egiptólogo británico L. V. Grinsell descubrió en la cara oeste de la Gran Pirámide otra marca de cantero idéntica a la descubierta por Vyse en la Cámara de Lady Arbuthnot. En su libro Egyptian Pyramids (Gloucester 1947), Grinsell señala que en la piedra 71 contando desde el norte, existían marcas de cantería con el nombre de Keops que en la década de 1940 todavía eran visibles. En las nuevas marcas se podía ver el nombre Khnum Khufu, como ya sabemos, otro de los apelativos reales del faraón Keops. ¿O es que Grinsell, un siglo después que Vyse, también falsificó el texto para su propia gloria? Es absurdo.
También podríamos decir de este cartucho que le falta el segundo pollito de codorniz, la “u” que va entre la “kh”, el círculo con rayas, y la “f”, la serpiente cornuda, de suerte que aquí leemos “Khunm Khfu”. Se trata de una simple abreviatura, común hasta el aburrimiento en los textos egipcios y nada tiene que ver con una supuesta falsificación.
El propio Vyse descubrió otros grafitos sobre los bloques exteriores de la Gran Pirámide en los que, si hubiera querido, podría haber hecho falsificaciones plasmando el nombre de Keops. Pero no lo hizo.
Desde luego que no vamos a pedir una caligrafía exquisita a los canteros que marcaban las piedras. Bastante tenían con su trabajo. Esas marcas tenían una función práctica, y como tal han llegado hasta nosotros. Pero desde luego que no pueden tomarse como prueba de ser simples falsificaciones de Vyse.
Además, en cualquier caso, los propios egipcios tenían varias maneras de escribir el nombre de Keops. Incluso en muchos de sus monumentos, como el dintel de la estela de Neferseshem Khufu, “Seshi” (BM E1282), que se encuentra en el Museo Británico de Londres, podemos ver en la misma superficie de piedra el nombre de Keops escrito de dos maneras diferentes. En la primera de ellas el círculo aparece perfectamente cubierto de líneas, mientras que encima de él, a pocos centímetros, podemos ver el nombre con el disco totalmente plano.
Otro detalle interesante en favor del hallazgo de Vyse: las líneas rojas que delimitan los niveles de las piedras dejadas por los canteros en las cámaras de descarga, se pierden entre las juntas de los bloques, lo que hace imposible que el entonces coronel británico falsificara muchos de los textos.
¿De dónde se sacan Sitchin y todos los que detrás de él le han copiado, la historia del disco solar? Lo desconozco, pero a este disparate luego se han añadido otros intentando respaldar la idea de la falsificación como que el texto está en hierático (falso) y que esta escritura no se conocía en el Imperio Antiguo, también falso. Incluso se ha podido leer en algún lugar que es demótico. Falso.
La inscripción de la cuadrilla de obreros de “los amigos de Keops” está realizada en jeroglífico cursivo, algo muy común en los textos de la época y en marcas de cantería similares descubiertas en otros lugares de la Gran Pirámide o en otros monumentos como los de Dashur.
No hace muchos meses surgió la polémica de unos aficionados alemanes que sin ningún rigor científico, literalmente asaltaron las cámaras de descarga de la Gran Pirámide para tomar muestras de la pintura con el fin de confirmar la idea de su falsificación. Finalmente, tras las protestas internacionales por el proceso y el protocolo de trabajo, las muestras fueron devueltas a Egipto y no hay constancia de que se realizara ninguna analítica.
© Nacho Ares 2014