El Museo de El Cairo guarda verdaderos tesoros ocultos. En el jardín, a la izquierda, justo frente a la puerta que actualmente se usa para abandonar el recinto, está la tumba de Auguste Mariette (1821-1881), el arqueólogo francés que fundó ese Museo y el Servicio de Antigüedades a mediados del siglo XIX. Sus restos descansan en un sarcófago, réplica de los que él mismo descubrió en el Serapeum de Sakkara, su primer gran hallazgo arqueológico. En las repisas que lo rodean podemos ver los bustos de otros grandes egiptólogos de los siglos XIX y XX, cuya vida estuvo siempre dedicada a la recuperación, protección y difusión del patrimonio faraónico. Lepsius, Champollion, Maspero, Selim Hassan… son algunos de estos protagonistas.