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El talismán de las Meninas

May 2014

Capítulo del libro La Historia Perdida (EDAF 2003), páginas 53-60.

Puedes escuchar el programa que dedicamos a este enigmático pintor:

Las Meninas es sin duda la obra cumbre de Velázquez y quizás de la pintura española. Éste es posiblemente uno de los pocos argumentos en que coinciden la gran mayoría de críticos. El problema espacial de las figuras y, sobre todo, el enrevesado significado mágico y astronómico de la obra la convierten, efectivamente, en una de las obras emblemáticas de la pintura universal.
Son muy pocos los que se acuerdan de que hasta hace pocos años el cuadro de Las Meninas se exhibía en el madrileño Museo del Prado con un espejo delante. De esta manera, el espectador tenía que dar la espalda al enorme lienzo de 3,18 por 2,76 metros y observarlo a través del espejo. No tardaría en verse casi de una forma mágica e incomprensible dentro de la propia escena.
No es en absoluto algo casual. Nadie sabe hasta qué punto pero el cuadro, también conocido como La Familia de Felipe IV, es una complejísima estructura pictórica, humana y mágica que en sí misma define el lado más insólito de nuestro pintor más universal. La interpretación de la obra cumbre del sevillano Diego Velázquez da Silva (1599-1660) ha vuelto loco a más de un crítico. El propio Pablo Picasso se encerró en su estudio de Cannes en 1957 y no salió de él hasta conseguir dar con la clave del cuadro: saber dónde se encontraba cada una de las figuras. Y, aun así, tampoco estaba muy convencido de haberlo conseguido. Por ello, después de él otros expertos se han acercado a Las Meninas con el fin de realizar la autopsia definitiva de este extraño cuadro.
Poco importa si su cuerpo se encuentra o no en la antigua iglesia de San Juan bajo la actual plaza de Ramales de Madrid, o si sus restos y los de su esposa Juana Pacheco son los que aparecieron en el convento de San Plácido, también en Madrid hace apenas tres años. Lo único cierto es que la obra de Diego Velázquez, pintor de cámara en la época de Felipe IV, ha conseguido superar con creces la propia realidad del ser humano que la concibió.

En el antiguo Alcázar

Hoy sabemos hasta el lugar exacto en donde fue pintado el cuadro, un salón de la esquina sureste de la planta baja del antiguo Alcázar de los Austrias de Madrid, destruido en un incendio ocurrido el día de Navidad de 1734, y cuya ubicación hoy ocupa el moderno Palacio Real. En los archivos de la Biblioteca Apostólica Vaticana de Roma, conservamos incluso los planos del edificio de 1626 diseñados por el arquitecto Juan Gómez de Mora.
meninas02_nachoa-ares A la izquierda del conjunto podemos ver a un rejuvenecido Velázquez delante del enorme lienzo que supuestamente está dibujando. Más a la derecha, a la izquierda del pintor, se encuentras la primera menina o dama de honor, María Antonia Sarmiento, que ofrece un búcaro con agua a la Infanta Margarita María de Austria, hija de Felipe IV y Mariana de Austria, representados en el espejo que hay en el fondo de la estancia, entre las dos puertas. A la derecha del espejo se abre una puerta que deja ver a José Nieto, Aposentador de la Reina o Sargatanas. A la derecha de la Infanta se encuentra la segunda menina, Isabel de Velasco. Detrás de ella nos encontramos con Marcela de Ulloa, Dama de Compañía de la Infanta, que charla amigablemente con un hombre, quizás Diego Ruiz de Ancona, futuro albacea del testamento del pintor. En el extremo derecho del cuadro, bajo la ventana, descubrimos a la enana Mari Bárbola con un vestido verde oscuro y al enano Nicolasito de Pertusato quien juguetea con un enorme y tranquilo mastín.
La estancia estaba decorada con copias realizadas por el yerno de Velázquez, Juan Bautista Martínez del Mazo, sobre originales de Pedro Pablo Rubens, maestro y amigo del propio Velázquez, y obras de Jacob Jordaens.
El éxito de Velázquez estriba en haber conseguido engañar totalmente al espectador. Nada de lo que parece es real y, como decía Picasso, es un verdadero quebradero de cabeza saber qué lugar en el espacio es el que tiene cada uno de los diez personajes representados en este cuadro.

Un talismán doble

El desaparecido catedrático de Perspectiva e ingeniero de caminos Ángel del Campo Francés publicó en el año 1978 un magnífico tratado sobre este cuadro. Bajo el título de La Magia de las Meninas (Madrid 1978) Del Campo Francés desarrollaba en un basto catálogo de óptica y geometría, muchos de los secretos de la obra de Velázquez. Según estemeninas05_nachoa-ares catedrático, la solución al problema planteado por el cuadro yacía en el empleo de seis espejos, lo que explica la extraña posición en el espacio interior de la pintura tanto de Velázquez, la Infanta, las Meninas y los reyes reflejados en el espejo, que al contrario de lo que siempre se había dicho no eran los personajes dibujados sobre el lienzo que tiene ante sí Velázquez.
Cinco años antes, el profesor Jacques Lassaigne publicaba un magnífico tratado sobre el cuadro en el que aportaba una de sus verdaderas claves. En Les Ménines (Lausana 1973) Lassaigne demostraba el significado mágico de la obra afirmando que todo el conjunto era en realidad una representación mágica y protectora de la constelación Corona Borealis en cuyo centro destacaba la Infanta Margarita. Si unimos el corazón de las figuras de Velázquez, María Agustina Sarmiento, la Infanta Margarita, Isabel de Velasco y José Nieto, reconstruimos esta constelación cuya finalidad está enfocada claramente a la protección de la Infanta. Precisamente la estrella más brillante de Corona Borealis, la misma que ocupa la Infanta, se llama curiosamente Margarita.
Del Campo fue más allá y siguiendo la investigación iniciada poco antes por Lassaigne pudo precisar que en Las Meninas la constelación de Capricornio también desempeñaba un marcado papel protector. Efectivamente, si unimos las cabezas de los personajes del cuadro, incluyendo hasta el perro, obtenemos el símbolo de esta constelación cuyo círculo encierra y protege la representación de los reyes en el espejo del fondo del salón. Ángel del Campo lo relaciona a un homenaje de Velázquez a la reina Mariana de Austria. Precisamente por la luz existente en el cuadro y a sabiendas de la ubicación del salón en el antiguo Alcázar de los Austrias, se ha podido saber que seguramente el cuadro fue pintado poco después de las 17 horas del 23 de diciembre de 1656, fecha del cumpleaños de la reina. Velázquez no debió de tardar más de dos horas en realizar el boceto inicial marcando las zonas luminosas sobre el que luego desarrolló la escena.

La herencia velazqueña

Todo parece encajar perfectamente. No se trata de un teoría descabellada. En absoluto. Velázquez, además de ser pintor de cámara y amigo íntimo de Felipe IV, también desempeñó la labor de Ayuda de Cámara y Aposentador Real, lo que le daba libre acceso a la biblioteca del monarca. A su muerte en 1660, junto a tratados de pintura y otras meninas04_nachoa-aresartes, en los aposentos del pintor aparecieron obras de Euclides, Leonardo da Vinci, el astrónomo Jerónimo de Chaves. Había además 16 libros de geometría, 12 más de otras ramas matemáticas, 30 de arquitectura y construcción, 14 sobre astronomía y cosmografía, y 9 sobre astrología. En total, 154 libros de los que más de 100 eran de ciencias. Si a esto sumamos los cinco telescopios aparecidos en sus aposentos después de su fallecimiento nadie se sorprenderá de que una de las grandes aficiones de Velázquez, según sus contemporáneos era subir por las noches a la torre del Alcázar para observar las estrellas. No es extraño entonces que Las Meninas escondan tras de sí un complicado horóscopo.

¿Dónde está Velázquez?

El misterio de la figura de Diego Velázquez ha conseguido superar con creces el paso del tiempo. Todavía no se ha dicho la última palabra en lo concerniente a la tumba de este insigne pintor, hoy totalmente perdida. Las excavaciones realizadas en la iglesia de San Juan, en la plaza de Ramales de Madrid, en donde se pensaba que podría encontrarse, han sido infructuosas.
Por su parte, el último rastro apareció en 1999 en la iglesia del convento de San Plácido ubicada en la madrileña calle de San Roque. En ese año al trasladar un Cristo yacente de la escuela de Gregorio Fernández se levantó la tarima de la capilla del siglo XVIII dedicada a la Inmaculada. Allí apareció no un enterramiento propiamente dicho sino dos cuerpos (un hombre y una mujer) llevados hasta allí en época y circunstancias desconocidas. No hay documentación al respecto por lo que no se sabe a quién pertenecen. Sin embargo, el hecho de que el hombre vaya vestido con el traje de la orden de Santiago a la que pertenecía Velázquez y que su edad fueran similares, lanzó a los medios de comunicación el bulo de que se había descubierto el cadáver del pintor de las Meninas.
No obstante, parece extraño que en la propia iglesia del convento de San Plácido tampoco exista la tradición de que allí se conservaran los restos del conocido artista.

Si quieres saber más sobre Velázquez y Las Meninas, escucha el podcast del programa de SER Historia que dedicamos a este apasionante misterio.

© Nacho Ares 2014

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