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La verdadera historia del saqueo del Museo de El Cairo

Mar 2011

Publicado en Revista de Arqueología, nº366 2011

El pasado 28 de enero de 2011 el mundo de la arqueología se estremeció al conocer la noticia de que el Museo Egipcio de El cairo había sido asaltado por parte de algunos manifestantes. La revuelta organizada en torno a la colindante plaza de Tahrir hizo pensar en lo peor. Pero las noticias sobre un saqueo descomunal o incluso el propio incendio del Museo pronto se corrigieron.

¿Para conocer la verdadera historia de lo que sucedió aquel día nos hemos acercado a Egipto para entrevistar al directo del Museo, el Dr. Tarek El-Awady, uno de los protagonistas que tomaron parte en estos acontecimientos.
Toda revolución implica cambios, algunos de ellos bruscos y violentos que suponen la ruptura de una dinámica de trabajo y la estabilidad social. El día 25 de enero comenzó en Egipto una revolución social que en apenas dos semanas obligó al entonces presidente Hosni Mubarak a dejar el gobierno y delegar todas las funciones en un consejo superior de transición liderado por los militares.
Durante los días previos al cambio político, el país se sumió en un verdadero caos. La policía desapareció de las calles y de los yacimientos arqueológicos dejando a la intemperie un enorme patrimonio cultural. Si a esto añadimos que las cárceles se vaciaron y muchos criminales deambulaban a sus anchas por calles y plazas, no es extraño suponer que en algún momento u otro, alguna catástrofe podría producirse en lo que respecta al legado cultural de los faraones.

Patrimonio en peligro

Además de los saqueos a almacenes en Sakkara, el Sinaí, Alejandría o Luxor, quizá el elemento más mediático en toda esta historia fue el asalto al Museo Egipcio de El Cairo producido el día 28 de enero, viernes.
Pocos días antes de producirse el levantamiento popular, el Museo Egipcio de El Cairo cambiaba de dirección. La doctora Wafaa El-Sadik dejaba su puesto después de casi siete años de excepcional trabajo al frente de esta importante institución. El nuevo director, el Dr. Tarek El-Awady, había desempeñado en varias ocasiones puestos de responsabilidad en yacimientos arqueológicos como Abusir o Luxor. Seguramente jamás imaginó el controvertido comienzo que iba a tener su nuevo puesto en el Museo.

“El destino ha hecho que el Museo estuviera en el corazón de la revolución –nos cuenta el Dr. Tarek El-Awady–. No hay que olvidar además que Tahrir significa “liberación”. Aunque no todo sucedió aquí pero sí se ha identificado a la plaza como el símbolo de la revuelta. Cuando empezaron las protestas el día 25, en el museo todo estaba tranquilo. Lo mismo sucedió los días 26 y 27. Público, visitas, autobuses, etc. El problema vino el día 28 que era viernes”.
En los alrededores de la plaza se llegaron a congregar más de un millón de personas por lo que se decidió cerrar el museo. Solamente quedaron en el ala de la administración algunos funcionarios y los policías que monitorizaban las cámaras de seguridad. Lo que protegía el Museo realmente eran las fuerzas de la policía que había a las afueras. Después de la oración de la 1 de la tarde comenzaron los problemas entre la policía y los protestantes que pedían libertad y una vida mejor.
“Al atardecer, la tensión entre la policía y los manifestantes se incrementó –continúa el director del Museo Egipcio de El Cairo, Tarek El-Awady–. Por ello se pidió que apareciera el ejército para ayudar a los policías a controlar la situación. Desafortunadamente, la policía se marchó de la plaza de forma repentina, en muy pocos minutos. Fue el momento que aprovecharon varios criminales para mezclarse en Tahrir con la masa y empezar a hacer actividades delictivas”.

El fuego y ladrones

Los manifestantes prendieron fuego en el edificio que hay junto al Museo. Esa fue la primera preocupación. Eso era más importante que el saqueo en sí ya que el edificio del Partido Nacional Democrático se encuentra solamente a 50 metros. Los funcionarios del Museo intentaron ponerse en contacto con las emergencias pero desafortunadamente ese día todas las comunicaciones estaban cortadas.
En esos momentos algunos asaltantes entraron en los jardines del Museo. Cuando los manifestantes vieron lo que sucedía se acercaron y crearon una cadena humana alrededor del edificio para protegerlo. Algunos de los manifestantes fueron heridos por los ladrones que portaban cuchillos y armas. Se intentó contactar con los responsables del ejército, pero era imposible porque todo el mundo celebraba la victoria sobre la policía. Había miles de personas alrededor del Museo y era imposible acercarse.
“Solamente unos criminales pudieron entrar por el techo del Museo a través de la escalera de incendios que hay en el exterior. Fue muy fácil para ellos acceder porque hay numerosas cristaleras para la luz y aperturas para la ventilación. Hay que recordar que había muchas ventanas abiertas en el techo de las galerías. Los ladrones entraron por el techo de la sala 36 de arriba. Uno de ellos se precipitó en la primera vitrina, la de un sarcófago. Quedó malherido y no pudo abandonar el Museo por lo que fue arrestado dentro de él. Lo llenó todo de sangre y se le pudo seguir el rastro. Afortunadamente no se perdió nada en la sala. Se pensó en dejar todas estas evidencias para que en una exposición futura se pueda ver la sangre. Después de la muestra, la limpiaremos”.
La única decisión que se tomó desde la habitación de controlo del Museo fue cortar la luz para que los ladrones no vieran ni supieran por dónde caminar. Al no contar con ningún tipo de equipación, se pensó que así el daño sería mínimo.
“Entonces se dedicaron a romper las piezas, descubriendo que solamente eran de madera o de piedra. Cuando se vieron en la desesperada de que no encontraban el oro que buscaban, se llevaron 54 objetos, muchos de ellos de bronce, y algunas estatuas de madera dorada.
Del tesoro de Tutankhamón rompieron 2 vitrinas, desapareciendo dos figuras. Pero el oro como la máscara o los ataúdes y las piezas de este metal pertenecientes a otros faraones se encuentran en 3 habitaciones separadas de las galerías de forma segura. De igual forma, las dos salas de las momias también están cerradas y separadas de las galerías por puertas y quedaron a salvo.”

“Realidad” televisiva

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Las imágenes de televisión dieron además una visión distorsionada de lo ocurrido. En ellas se podían ver destrozadas contra las vitrinas o el suelo algunas figuras de tesoro de Tutankhamón. Sin embargo, las autoridades egipcias eran ambiguas y en un principio no quisieron reconocer este detalle. En algún medio se llegó a decir incluso que la máscara de Tutankhamón había desaparecido. La información era confusa y solamente días después, cuando se hizo un chequeo de lo que había pasado realmente la noche del 28 de enero en el Museo Egipcio de El Cairo, se pudo conocer la verdad.
“Cuando hicimos el inventario de las vitrinas rotas y de los objetos desaparecidos, nos dimos cuenta de que habían desaparecido 54 objetos. Se hizo una lista y se publicó después. La policía y el ejército pudieron detener a 3 criminales y devolver al Museo 12 objetos. Más tarde volvieron a capturar a otros 3, devolviendo otros 5 objetos. Y finalmente se hicieron con otros 8 y dos objetos más. Cuando se dio a conocer por las noticias que se les había detenido, siendo condenados a 15 años de prisión y una multa de 60 mil euros, otro grupo de saqueadores devolvió 4 objetos más”.
El Dr. Tarek está muy molesto con lo que se dijo en la prensa. “Ha dicho muchas bobadas –nos manifestó–. Incluso se llegó a decir que la Máscara de Tutankhamón desapareció y que lo que hoy vemos en el Museo es una réplica. En muchos medios árabes se dijo incluso que el Museo se había saqueado por completo, que ahora solamente hay réplicas, que se incendió en la revolución… La gente es muy ignorante. Estas cosas se decían en la televisión. Hasta el día 31 de enero incluso el ejército seguía deteniendo a personas que saltaban la tapia del Museo porque habían escuchado en la radio o la televisión que estaba todo destruido y que podías coger lo que quisieras y hacerte rico. Pero el Museo solamente se vio asaltado el 28 de enero”.

Vuelta a la normalidad

El 20 de febrero se abrió de nuevo el Museo Egipcio de El Cairo. Se recibieron a cientos de visitantes que querían ver qué era lo que había pasado en esos días. “Es mejor así para que todos estén tranquilos –reconoce el director del Museo–. Hay que pensar que no teníamos planes de emergencia para una situación así, ni siquiera el país los tenía. Nadie estaba preparado por eso sucedió lo que pasó. La gente decía que por qué no protegimos el Museo, pero ¿cómo vas a hacer algo contra una riada de miles de personas que viene hacia ti? Los ves pero no puedes hacer nada para evitarlo. Tenemos cámaras de seguridad, detectores de movimiento, todo. Pero no había comunicación, teníamos que venir andando para avisar de viva voz a los militares. Hasta ahora sí es cierto que no se puede entender en su totalidad lo que pasó. Se necesita tiempo para documentarlo”.
Era necesario hacer una valoración de los daños. Por ello, una comisión de la UNESCO se acercó al Museo para llevar a cabo, in situ, un detallado estudio de los acontecimientos y de las medidas que se estaban llevando a cabo para resolver los problemas existentes. “Con el equipo de la UNESCO estuvimos 3 horas. Ellos mismos reconocieron que lo que había pasado era un daño menor. Si pierdes 31 objetos de 160 mil, es un porcentaje muy pequeño. Todo lo que hay dentro del Museo tiene su valor, lógicamente, pero las piezas maestras están seguras y no han sufrido nada. Cada guía que viene al Museo con su grupo no nota que haya desaparecido nada en especial. Su itinerario no se ha visto en absoluto perjudicado por la falta de estas 31 piezas”.
El 95 por ciento de las piezas que volvieron al Museo están en muy buenas condiciones y están ahora expuestas de nuevo. Solamente se las ha tenido que limpiar y volver a poner el nombre porque los ladrones lo borraron cuando oyeron en los medios que todas las piezas estaban registradas creyendo que así ya no podrían ser identificadas. Detalles como éste demuestra que no eran profesionales y que ignoraban el mundo de las antigüedades. “Fíjate –me indica el Dr. Tarek El-Awady– que querían vender 5 antigüedades por 3.000 libras (350 euros, una cantidad ridícula) en Khan el Khalili. Y cuando les daban solamente 1.500 decían ‘¿pero por qué, si vienen del Museo de El Cairo’? Así se les detuvo”.
Se sospecha que las 31 piezas que faltan están todavía dentro del país ya que la noticia del arresto de los ladrones ha generado pánico entre el resto de criminales, así como la enorme sentencia a la que se enfrentan. La esperanza en las autoridades es que tarde o temprano aparecerán porque no son profesionales y no tienen contacto con las redes internacionales del tráfico de antigüedades.

Restauración de las piezas

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El laboratorio de restauración del Museo Egipcio de El Cairo cuenta con excelentes profesionales. Todos ellos se han formado en Europa o Estados Unidos y los medios, métodos y, sobre todo, la sensibilidad sobre el trabajo ha cambiado favorablemente en las dos últimas décadas. La mejor prueba de ellos es quizá el resultado de los trabajos llevados a cabo en las piezas recuperadas tras el saqueo, especialmente las de Tutankhamón.
La Dra. Hoda Abd el-Hameed es la directora del laboratorio de restauración. En sus palabras “los objetos de Tutankhamón fueron los más importantes en la restauración. Se destruyeron en muchas piezas pequeñas que aparecieron después. Además las piezas aparecieron en diferentes lugares. En otros casos la destrucción se debía a que ushebtis, por ejemplo, se machacaron en varios pedazos contra otras estatuas de piedra”.
Uno de los ejemplos más sangrantes por el valor de la pieza es la figura de Tutankhamón sobre una barca de papiro, asiendo un arpón. Se trata de una estatua (JE 60710.1) de madera dorada de 75 cm de altura. “En este caso dentro del museo solamente encontramos los brazos y los pies pegados a la barca –nos cuenta la Dra. Hoda Abd el-Hameed–. El cuerpo apareció luego cuando lo militares detuvieron a uno de los ladrones que lo portaba. Otros fragmentos de la estatua se encontraron en el exterior del edificio. En lo que respecta a la figura de Tutankhamón sobre una pantera (JE60713), el animal apareció muy deteriorado en una sala de la planta superior, lejos de donde se encuentra la vitrina en donde se conservaba, situada en la galería principal del Faraón Niño. El cuerpo del rey apareció en el interior de otra vitrina ya que la usaron para romper el cristal. AL parecer, los ladrones no sabían el valor de las piezas de Tutankhamón. Solamente buscaban oro y no les valía que fuera de madera cubierto de yeso y una capa de oro. Las destruyeron y abandonaron al saber que pensaban que no podrían sacar nada de ellas”.
Hoy la tranquilidad ha vuelto a reinar en la capital egipcia. A la espera de unas elecciones que den nuevo gobierno a la tierra de los faraones la situación está igual de calmada que siempre. Sus monumentos han abierto las puertas a los turistas, especialmente el Museo, en donde ya se prepara una exposición especial en donde se dará a conocer la pérdida, recuperación y restauración de sus tesoros.

World Wide Archaeology

saqueo05-nacho_aresEman Hanafy Zidan restauradora del Museo Egipcio de El Cairo, desarrolla a través de esta entidad un trabajo espectacular para la salvaguarda del patrimonio arqueológico, su conservación y, sobre todo, difusión a toda clase de público. Para ello, la institución organiza eventos en los que se dan a conocer sus diferentes proyectos.
Para el caso que nos reúne, el saqueo sufrido en el Museo Egipcio de El Cairo el pasado mes de enero durante la revolución, el World Wide Archaeology (WWA) organizó en El Cairo un seminario en el que se ofrecieron todos los datos necesarios para intentar comprender en profundidad los hechos sucedidos el 28 de enero, viernes. Para ello, el Dr. Tarek El-Awady impartió una charla en la que relató con detalle la historia del saqueo. Posteriormente, desfilaron por el estrado del seminario los encargados de restaurar las diferentes piezas que fueron dañadas o robadas y recuperadas. En este apartado, la Dra. Hoda Abd el-Hameed, directora del laboratorio de restauración, y el restaurador jefe, Hamdy Abd El-Baky, desarrollaron en presentaciones los pasos diferentes que se acometieron para la completa recuperación de las piezas.
Uno de los momentos más interesantes del seminario llegó con la participación del público. Algunos asistentes manifestaron su preocupación por la actuación de la policía en los hechos, acusando directamente a algunos de ellos de ser los protagonistas del asalto al Museo Egipcio de El Cairo. En este sentido, tanto el Dr. Tarek El-Awady como la Dra. Hoda Abd el-Hameed, fueron tajantes en la explicación de que los autores habían sido vulgares ladrones, muchos de los cuales ya han sido detenidos y puestos a disposición judicial.
Podemos encontrar al WWA en Internet a través de su perfil en facebook.

© Nacho Ares 2011

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